
Renacer en el flujo
como síntoma del horizonte
en el ocaso de mis sentidos.
Ser la inmiscuída
en cada latitud del cuerpo,
y provocar en el fondo
la ruptura de la ausencia.
Desentrañar la memoria
de mi piel
y habitar cada instante
hasta convertirme
en el núcleo líquido
de mis desiertos.