
Anidar mi voz
a la trama circular de un sortilegio
que revele en astros y ecos
las arterias de mi lenguaje.
Aunar mis fragmentos,
sumirme en la antigua reunión
que estalla en el arte del fuego
y me nombra
al caer dentro del latido supremo,
punto de fuga que me respira.
Extinguir la sed del sueño,
para saberme la fémina despierta
que se arroja al vacío,
invisible a sus privilegiadas formas.