La muda intención de hallar tu temblor,
a través de los espejos del tiempo.
Rogar el quiebre del equilibrio
sin desnudar el temor axial
que se conjuga con las membranas de la monotonía.
Cada partícula de aire,
se torna en mí, una visión eléctrica del mundo
un cuerpo infinito que nos envuelve
más allá de nuestra indómita inconsciencia.
Aventarse a resurgir de la propia muerte,
con el atuendo transgresor de una mariposa
que retumba sobre el eco del mar.
Allí, donde la ubicuidad
se funde con la ausencia.