las palabras vírgenes
que florecen de la tierra desnuda.
se oculta en el espejo amante
reflejando tu sombra.
Inhalas tu despertar
y como sinónimo del sol
se abre un paisaje en tus pies,
entramando tus páginas descalzas.
se palpa frágil
y anónimo
en la silueta del mundo.
Dentro de mi cuerpo,
caen pétalos de fuego
como un árbol
que desnuda sus hojas
en mis manos.
Amanecen mis alas,
y el incendio de la sangre
es el mantra que me circula.
sobre sus hombros
ardiendo en la herida clave.
Sin agujas,
el amor se escabulle
en el bosque de los sin nombre,
como un laberinto sin memoria.
Árboles circulares
ronronean en mis células
reviviendo la sintaxis de carne y viento.
No existe distancia
entre las almas que sangran
al infinito en su pulso azul.
Somos el estallido de un vientre
que deviene en alas blancas
cristalizando nuestro silencio.
Adentro,
se abre el vértice de lo intenso,
y respirando mutuas voces,
se entregan estas líneas desnudas.