La noche me miró a los ojos,
y ya no hay retorno,
se desmenuza el aire en infinitas vibraciones
que se ocultan bajo las piedras de la memoria.
El cielo muta su gris,
anticipando mi regreso.
Hacia mí, voy
a través de los espectros
de tu constelación.
Un detalle íntimo,
miradas invadidas por el silencio
el despertar de las dimensiones del cuerpo.
Ahora, tan solo deseo, entregarme al sonido
y que su resonar,
hable por mí.
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